San Salvador 7 de junio 2019. Ciento dos años han pasado desde aquella noche del 7 de junio de 1917, cuando el volcán de San Salvador hizo erupción por última vez.
El gigante duerme, y aunque el monitoreo y los estudios indican que de momento el volcán no muestra signos de un despertar, los expertos mantienen un monitoreo constante debido a su potencial eruptivo.
Estudios indican que en últimos 3000 años, este gigante ha registrado al menos 20 eventos eruptivos. Y durante los últimos 500 años, el volcán ha presentado flujos de lava en los años 1658 y 1917.
Actualmente el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (MARN), a través de la Dirección General del Observatorio Ambiental, realiza tareas de vigilancia volcánica en las que incluye técnicas sísmicas, hidrogeoquímicas de agua, térmica y deformación, que son importantes para evaluar el estado de la actividad del volcán.
Dadas las condiciones urbanas actuales, el nivel de riesgo sísmico y volcánico es alto en la zona. Estas investigaciones sirven para brindar información oportuna en caso de registrarse variaciones en los datos recolectados, que a su vez generen acciones necesarias para salvaguardarla vida humana.
De acuerdo al monitoreo realizado, por el momento, se considera que el sistema magmático del volcán de San Salvador se encuentra en equilibrio.
El MARN con apoyo del Ministerio de Educación y otras instituciones como la Universidad Autónoma de México (UNAM), el Servicio Geológico de los Estados Unidos (USGS) y otros, se han desarrollado investigaciones importantes encaminadas a conocer el nivel de amenaza y riesgo por futura actividad de este volcán y otros. Se cuenta con mapas de escenarios de peligros del volcán el Boquerón y flancos, guías prácticas y documentos educativos.