Expertos en Hidrología y Geología perforaron un pozo en el parque Bicentenario de apenas tres pulgadas de diámetro. Introdujeron equipo especial hasta una profundidad de 180 metros y extrajeron núcleos del subsuelo formados por capas de ceniza y rocas que permitirán desvelar el historial eruptivo de al menos los últimos 75 mil años.
La extracción de las muestras o “testigos”, como se les denomina en Geología, permitirá conocer el comportamiento que ha tenido este volcán durante ese tiempo, mejorar el conocimiento de las características de los suelos, el agua subterránea, los riesgos volcánicos y geológicos asociados.
La directora del Observatorio Ambiental del MARN, Celina Kattan, detalló que entre los hallazgos están depósitos del colapso del antiguo volcán de San Salvador, a profundidades desde los 80 metros y hasta cerca de los 180 metros.
“Se evidencian distintas lavas asociadas a la evolución de El Boquerón, el nuevo volcán de San Salvador; pero también hemos encontrado depósitos de la caldera de Ilopango, depósitos de la caldera de Coatepeque, depósitos que pudieran estar asociados con grandes erupciones ocurridas en el territorio de Guatemala y casi 100 metros asociados al colapso del antiguo volcán de San Salvador”, agregó.
El geólogo Walter Hernández, enfatizó en la necesidad de este tipo de estudios. “Vamos a tener el número de erupciones con las que cuenta El Boquerón, que hasta este momento no había sido posible verlas todas juntas, ahora podemos tener lo que sucedió al menos en el lado oriental del volcán, el número de depósitos que han venido del Boquerón y estimar fechas. El volcán no solo ha expulsado lava hacia el norte, sino ha sido radial, la última (de 1917) salió al lado de Quezaltepeque, pero no es que solo salgan para allá y prueba de ello es que aquí hemos encontrado bastantes”.
La perforación de este pozo se realizó en el marco del proyecto Integrado de Agua y Saneamiento SLV-056-B, con el financiamiento del Fondo para la Cooperación en Agua y Saneamiento (FCAS), gestionado por la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), que desarrolla el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (MARN) y adicionalmente cuenta con la colaboración técnica de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA).
Adicionalmente se pretende perforar siete pozos más en diferentes puntos del país con apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para conocer con más detalle las características dinámicas de los distintos suelos y con esto mejorar la caracterización de la amenaza sísmica, los códigos de diseño y construcción y hacer una gestión prospectiva del riesgo.
Aguas subterráneas y ondas sísmicas
El pozo del parque Bicentenario permitirá, además, conocer la velocidad de las ondas de corte a través de los distintos estratos y ver cómo se amplifican las ondas sísmicas mediante pruebas “downhole”, que consisten en obtener el registro a diferentes profundidades de la propagación de las ondas que son provocadas por medio de golpes con una almágana en placas metálicas ubicadas en el suelo cercano al pozo.
La jefa del departamento de Mecánica Estructura de la UCA, Patricia Méndez de Hasbún, comenta la oportunidad que representa este tipo de estudios. “Tenemos la capacidad de transmitir esta formación a las nuevas generaciones e ir cambiando el modelo de pensamiento que tenemos como sociedad de creer que no necesitamos estudios especializados de nuestra geología, de nuestra geotecnia y de nuestra sismicidad. Creo que ese es el aporte más importante, porque es el que va a trascender después de estos proyectos”, dice frente a un grupo de más de 50 estudiantes de ingeniería interesados en las muestras de la perforación.
Sobre las aguas subterráneas también hay información relevante, de acuerdo con el gerente de Hidrología del MARN, Roberto Cerón. “La perforación de estos pozos nos permite estudiar cómo circula el agua y a qué profundidades, esto nos ayuda a gestionar de mejor manera el recurso hídrico, a protegerlo y también identificar cómo impactan los diferentes eventos climatológicos en el agua subterránea”.
El agua subterránea no se puede medir directamente, a diferencia de las aguas superficiales. Sin embargo, para caracterizar el agua subterránea es necesario de métodos alternos y uno de ellos es la perforación de pozos, ya que permite conocer cómo están configurados los estratos del subsuelo y cómo puede circular el agua a través de ellos.
La idea principal de la perforación es identificar esos estratos que son más permeables, por dónde puede circular el vital líquido y que denotan la existencia de acuíferos.