América Latina y el Caribe acordaron promover la conservación, restauración y uso sostenible de los ecosistemas terrestres, marinos y costeros en esta década, para acelerar la recuperación sostenible tras la pandemia.
Este esfuerzo voluntario único en su tipo, es uno de los resultados obtenidos durante el XXII Foro de Ministros de Medio Ambiente de América Latina y el Caribe, donde los representantes de los siete países más diversos del mundo firmaron el Plan de Acción del Decenio sobre la Restauración de los Ecosistemas, destinado a revertir los efectos actuales de la degradación, así como los que podrían surgir en el futuro y vinculado con el Decenio de las Naciones Unidas sobre la Restauración de los Ecosistemas 2021-2030, una iniciativa global para prevenir, detener y revertir la pérdida de ecosistemas en todo el mundo.
El Plan de Acción plantea 10 puntos, entre los que se encuentran la concientización pública sobre la restauración de los ecosistemas, un compromiso político en la problemática y la inversión en investigación científica a largo plazo.
El director regional del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), Leo Heileman, destacó que con la adopción del plan de acción los países contarán con mejores condiciones y mecanismos de cooperación para recuperar sus ecosistemas, frenar la pérdida de biodiversidad y avanzar hacia la visión de 2050 de vivir en armonía con la naturaleza.
Leo Heileman explicó que los países deberán mejorar el carbono orgánico en los suelos agrícolas, aumentar las poblaciones de peces en las zonas sobreexplotadas, remediar sitios contaminados, restaurar los procesos ecológicos y la biodiversidad, y conservar la fauna y la flora que puedan ayudar en los procesos de restauración.
También mencionó que los beneficios económicos de las intervenciones de restauración a escala mundial son hasta 10 veces mayores que el monto de las inversiones necesarias, mientras que la inacción puede ser hasta tres veces más costosa.
América Latina y el Caribe es una región particularmente rica en términos de biodiversidad, en la que 24.2% de sus áreas terrestres y 17.5% de sus áreas marinas están protegidas; sin embargo, la degradación de sus ecosistemas amenaza el bienestar de las personas, el potencial de adaptación de los países al cambio climático y la viabilidad de un futuro sostenible.