Hace 21 años, toda la extensión territorial de El Salvador fue sacudida por el terremoto más fuerte registrado instrumentalmente en la red sísmica del país. Con una magnitud de 7.7, la energía que liberó fue la equivalente a 360 bombas atómicas como la de Hiroshima. El epicentro del sismo, de aquel 13 de enero de 2001, fue localizado a 18 kilómetros de la costa de Usulután, a una profundidad de 60 kilómetros, e impactó a 11 de los 14 departamentos del país.
Centroamérica está situada dentro del “Cinturón de Fuego del Pacífico”, un camino ubicado a lo largo del océano Pacífico caracterizado por la presencia de volcanes activos y la frecuente ocurrencia de terremotos. Estos últimos, son fenómenos naturales que no se pueden predecir ni evitar y, por tanto, el reto es conseguir que la población esté preparada para afrontarlos, mitigando y minimizando en lo posible sus daños.
Para ello, varias instituciones sismológicas que cooperan con el Servicio Sismológico de Suiza (SED/ETHZ) desarrollan un proyecto para construir y operar un sistema regional de Alerta Temprana de Terremotos (EEW por sus siglas en inglés), que se desarrolla con el apoyo financiero de la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación (COSUDE). El Salvador es parte de él, a través de la Dirección General del Observatorio de Amenazas, del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (MARN).
Utilizar los nuevos avances tecnológicos en instrumentación, computación y conocimientos científicos para desarrollar procedimientos de EEW permite poder tomar ciertas decisiones que aminoren los daños causados por el terremoto (por ejemplo, medidas de autoprotección, alertar hospitales, impedir despegue o aterrizaje de aviones, etc.), con una buena posibilidad de salvar muchas vidas.
Estos sistemas de alarma temprana para terremotos, se basan en aprovechar el rápido arribo de las ondas P (las primeras generadas por el terremoto y que viajan a mayor velocidad) a las estaciones sísmicas circundantes, y calcular mediante algoritmos computacionales, una estimación conservadora de su tamaño y capacidad destructora; logrando emitir una alerta antes de la llegada de las ondas más destructoras (ondas S) a un lugar objetivo más lejano. El tiempo de que se dispone para dar la alerta puede variar entre pocos segundos y decenas de segundos; dependiendo principalmente de la ubicación epicentral del sismo con relación a la ubicación de la población expuesta.
Alerta temprana significa avisar de un temblor de tierra inminente antes de la llegada del movimiento fuerte y destructivo. No es una predicción de terremotos a largo plazo o incluso a corto plazo.
Para El Salvador, la alerta temprana funciona muy bien, en particular para los terremotos con epicentro en el océano o lejanos al territorio, ya que las ondas sísmicas tardan más tiempo en llegar a las zonas pobladas.
En la actualidad, nuestro Observatorio de Amenazas y Recursos Naturales, ha cumplido con el compromiso de instalar adecuadamente 25 nuevas estaciones sísmicas de alto rendimiento como parte del proyecto EEW.
Además, cuenta con procesamiento automático de localización de sismos que permite validar la información de manera técnica con más rapidez y obtener, en minutos, datos preliminares, datos finales y mapas de intensidad instrumental; junto con una estimación de la posible generación de tsunamis.
Desde nuestro Observatorio de Amenazas también compartimos datos con Observatorios de la región, para que la ubicación sea más precisa cuando se trata de sismos de subducción como en el caso del evento ocurrido aquel trágico sábado 13 de enero de 2001. Cuando se trata de sismos locales, los equipos instalados en todo el país permiten interpretar el mecanismo de generación de la actividad sísmica y evaluar los efectos por ella causados.
Una amplia red de más de 100 estaciones sísmicas distribuidas a lo largo y ancho del territorio permite llevar la información precisa al Sistema Nacional de Protección Civil y a la población en general. Es importante indicar que la red actual de monitoreo sísmico se encuentra en un proceso de mejora continua para proporcionar a la población la información de manera oportuna y que esté preparada para afrontar y minimizar en lo posible los impactos causados por los sismos.
Etiquetas: Dirección General del Observatorio de Amenazas, Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales