El Ministro de Medio Ambiente y Recursos Naturales, Fernando López, presentó la Declaración Nacional del Gobierno de El Salvador en el segmento de alto nivel de la COP 29, en Bakú, Azerbaiyán, anfitriones de esta Vigésimo Novena Conferencia de las Partes.
“Represento a El Salvador, una nación en el corazón de Centroamérica, conocida por su gente, la riqueza de sus volcanes, sus playas, el surf de clase mundial y ahora por ser uno de los países más seguros del mundo.
El cambio que ha tenido El Salvador en los últimos años, ha sido el resultado de tomar decisiones que benefician a los ciudadanos, quienes ratificaron el voto de confianza a nuestro gobierno en febrero de este año.
El clima nos afecta. Y mucho. Nuestro país es impactado año con año con fenómenos hidrometeorológicos que suceden cada vez más frecuentemente y son cada vez más extremos.
En estas últimas semanas nuestra región ha experimentado los efectos de varios fenómenos climáticos que han puesto en riesgo la vida de nuestros ciudadanos. En este momento es donde deben fortalecerse los lazos de hermandad entre las naciones, para trabajar por el bienestar de todos.
La realidad climática en nuestra región tiene impactos económicos profundos. ¿Cómo afectan la vida de las personas los desplazamientos forzados por fenómenos climáticos?
¿Cuántas Conferencias pasarán para que el mundo vea la realidad climática de nuestras naciones?
Los invito a reflexionar. La teoría y la práctica no siempre son iguales.
Nuestra ubicación es privilegiada porque estamos en un punto estratégico del continente americano, sirviendo como puente natural entre el norte y el sur. Sin embargo, estamos en el epicentro de la crisis climática y, a pesar que El Salvador emite solo el 0.04% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, sufrimos desproporcionadamente sus consecuencias.
Enfrentamos cambios en los patrones de lluvia, eventos hidrometeorológicos extremos, sequías prolongadas y aumento de las temperaturas, todos ellos con consecuencias devastadoras para nuestra infraestructura, nuestros medios de vida y nuestros ecosistemas.
Esto nos obliga a declarar emergencias nacionales con frecuencia y ante esta realidad nuestra prioridad siempre ha sido estar preparados, para proteger la vida de la población y la economía nacional, comprometiéndonos a enfrentar los desafíos ambientales a través de acciones reales.
Uno de los logros más recientes de nuestro Gobierno ha sido la conversión de deuda por naturaleza más grande en la historia del país, de mil millones de dólares.
Esta histórica medida asegura recursos para la conservación de cuencas hidrográficas, especialmente de la cuenca de nuestro río más caudaloso, el río Lempa, una de las principales fuentes de agua para nuestra nación.
Este compromiso garantiza medios de implementación para la conservación de ecosistemas, la restauración ambiental y la seguridad hídrica de nuestro país.
A esto agrego que hemos desarrollado una Estrategia de Financiamiento Climático destinada a movilizar recursos que nos permitan implementar acciones en sectores prioritarios.
Esta estrategia tiene un enfoque de doble dividendo: no solo impulsa la adaptación y la mitigación frente a los efectos adversos del clima, sino que también promueve el desarrollo sostenible mediante la creación de empleos verdes, mejorando la calidad de vida de nuestra población.
Como país, estamos impulsando la electro movilidad y las energías renovables. Nuestra matriz energética está conformada con un 91% de energías renovables, además de apostar por la reconversión de nuestras industrias.
El Salvador trabaja en la creación de un mercado nacional de carbono, con el fin de establecer opciones económicas viables que beneficien a nuestros ecosistemas.
Somos referentes en el monitoreo y gestión de los Sistemas de Alerta Temprana en la región, esto nos permiten analizar proyecciones y generar alertas tempranas que son parte fundamental del Sistema Nacional de Protección Civil.
Los efectos adversos del clima en nuestro país son evidentes: en las últimas tres décadas, los desastres climáticos han generado pérdidas equivalentes al 13.3% de nuestro Producto Interno Bruto, afectando principalmente al sector agropecuario, transporte y vivienda.
En términos humanos, más de 1.9 millones de personas han sido afectadas, y lamentamos la pérdida de cientos de vidas consecuencia de estos eventos extremos.
El Salvador está comprometido para enfrentar el riesgo climático.
El futuro no se espera, se construye. Y hoy, cada acción que tomemos es una semilla para el mundo que dejaremos a las próximas generaciones. Es el momento de actuar. No hay tiempo que perder.”
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