Las marcas de lodo plasmadas en las paredes indicaron que lo que entró por el techo de una oficina pública, no era humano. En la escena había papeles en desorden y un botellón de agua tirado en el suelo. Al parecer luchó por subir nuevamente hacia el cielo falso, pero al no poder regresar rompió un vidrio y escapó.
Esta es una de las anécdotas que cuenta don Alfredo Guevara, un empleado que ya se encontró con varios integrantes de una familia de mapaches que ha hecho su hogar en el techo de una de las oficinas de un ministerio público.
Según varios empleados, encontrar destrozos, losetas de cielo falso rotas en el piso y escuchar el sonido de sus patas cuando se mueven de un lugar a otro ya es algo recurrente y preocupante, pues a veces aparecen manchas de orina en el techo.
En otra ocasión uno de estos mapaches estaba adentro de una de las oficinas. Para sorpresa del trabajador que lo encontró, el animal se quedó quieto y esperó que este abriera la puerta para salir rumbo a una quebrada que colinda con la institución.
Con una máscara pintada en su rostro, su cola anillada y su típico comportamiento curioso y en ocasiones hasta atrevido, los mapaches parecen tiernos e inofensivos, más cuando están pequeños; sin embargo, son especies silvestres que se han adaptado a la vida en las ciudades.
Estos mamíferos no son domesticables y pueden morder y causar laceraciones graves, sobre todo, cuando están en celo. Su habilidad para alimentarse prácticamente de cualquier fuente de alimento disponible y su destreza, curiosidad y habilidad para resolver nuevos retos, los coloca entre las tres especies silvestres con más presencia en el Gran San Salvador, junto a tacuazines y boas constrictor.
Aunque la presencia de estos hábiles inquilinos ya no es una novedad, los empleados llamaron al Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (MARN) para escuchar recomendaciones sobre qué hacer en estos casos.
Este tipo de omnívoros comen frutas, verduras y carnes, por lo que es importante no alimentarlos ni dejarles comida a su alcance. Los especialistas del MARN aconsejaron sellar todas las posibles entradas a los cielos falsos o entre paredes donde puedan anidar. Es decir, adecuar los espacios para que no regresen.
Realizar poda de los árboles circundantes a los muros o edificios para que no puedan subir y recolectar la basura al final del día y almacenarla en un sitio bien cerrado a la espera del camión recolector fueron otras de las sugerencias.
Resaltaron que es importante dar mantenimiento continuo a la infraestructura, revisar y reparar lo que se encuentre flojo, caído o doblado. Además de tener el cuidado de cerrar las ventanas antes de retirarse de los lugares de trabajo.
Educar al personal sobre los daños a la salud, la transmisión de enfermedades y de parásitos es fundamental para tener buenas prácticas ambientales y poder convivir sin hacer daño a la fauna silvestre.