Llegaron desde diferentes partes del país interesados por conocer cómo se elabora una riobarda. Experiencias exitosas y lecciones aprendidas fueron compartidas por personal técnico del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (MARN) que ha estado involucrado en la elaboración, instalación y sostenibilidad de las riobardas. Luego dieron paso a la práctica.
Representantes de alcaldías, del Fondo de Inversión Ambiental de El Salvador (FIAES), de la Oficina de Planificación del Área Metropolitana de San Salvador (OPAMSS), de la Comisión Centroamericana de Ambiente y Desarrollo del Sistema de la Integración Centroamericana (CCAD/SICA), Organización Pro Lago de Ilopango, Grupo Scout 33 Lencas de San Miguel y la Universidad Gerardo Barrios, entre otros, pusieron manos a la obra.
Malla, lazo sintético y botellas plásticas recuperadas fueron los insumos utilizados para armar estas trampas artesanales que se colocan en los ríos para impedir que los desechos lleguen hasta el mar.
Alexander Gil, director de Seguridad Hídrica del MARN, comentó que con la experiencia del ministerio en la instalación de riobardas “nos hemos dado cuenta de que lo más importante es la organización y la logística para la limpieza y el mantenimiento que necesitan, porque cada una tiene una dinámica y un comportamiento totalmente diferente, es por eso que se toma en consideración que la gente local se haga cargo”.
Desde la alcaldía de Tamanique llegó Osmín Rosales, miembro de la unidad ambiental de la comuna. Su municipio ya cuenta con dos riobardas: una en el río El Tunco y la otra en el río Grande, que limita con La Libertad. “No solo han retenido plásticos, sino también poliestireno y materia orgánica. Lo que retiene la riobarda nos está indicando cuál es la problemática dentro del municipio”, explicó. Por ello, dijo, han implementado programas de concienciación y trabajan con las comunidades.
Del otro lado del país, Kevin Pérez, del Grupo Scout 33 de San Miguel, participó en el taller para conocer el proceso que realizarán con las botellas que su grupo recolecta. “Como migueleños, como jóvenes, estamos interesados en cuidar el medio ambiente y en especial los ríos”, dijo.
Gabriela Díaz, coordinadora de Servicios de Apoyo de la Universidad Gerardo Barrios, comentó que están en sintonía con este proyecto para trabajar de la mano con el MARN, porque como institución académica quieren ser un ejemplo de buenas prácticas en sus dos campus ubicados en San Miguel y Usulután.
Alrededor de 6,500 libras de plástico han sido extraídas en cuatro puntos críticos de los ríos donde el MARN ha colocado riobardas: en la bocana de El Tunco, los ríos Chilama y Grande, ambos del departamento de La Libertad; en La Canoa, en San Miguel; y en Puerto Parada, Usulután, estos últimos afluentes del río Grande de San Miguel.