Esta época del año es especial. A nuestros humedales llegan miles de aves migratorias que, sumadas a las residentes, hacen grandes grupos que embellecen aún más estos ecosistemas que sirven de hábitat para estas especies entre los meses de octubre a marzo.
La presencia de estas aves da cuenta de la riqueza que existe en los humedales, porque encuentran las condiciones ideales para refugio, alimento, crianza e incluso cambio de plumaje. Próximas a emprender el largo viaje hacia el norte, se concentran para alzar vuelo en grupos.
Este es el mejor momento para conocer el estado poblacional de estas especies, descubrir si existen nuevas visitantes o residentes e incluso identificar algunas que no habían sido vistas desde hace mucho tiempo, por lo que realizamos un censo de estas aves en toda Centroamérica, en colaboración con SalvaNATURA y ornitólogos voluntarios.
El conteo de aves se desarrolla en todos los humedales del país y de manera simultánea en el resto de la región centroamericana para tener datos más exactos de la cantidad de especies de aves que están presentes en cada país.
Esta cigüeña de gran tamaño reapareció en nuestros humedales luego de casi 100 años de no ser vista, por lo que el biólogo Luis Pineda, técnico en gestión de cuencas y humedales del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (MARN), cree que hay indicios de su posible establecimiento como especie residente de nuestro país.
Esta es la tercera vez que el jabirú se vuelve a reportar: en 2017 fue vista en Barra de Santiago, se ausentó hasta 2020 que llegó a Bahía de La Unión y este 2021 fue localizado en las cercanías de la laguna El Jocotal.
En este humedal, ubicado en San Miguel, identificamos también la presencia de patos voludos, una especie que anida en El Salvador.
Cigüeña americana, avefría tero, cerceta alas verdes, pollueta rojiza, pájaro músico, espátula rosada y 10 especies de patos son parte de las aves que se incluyeron en el conteo para el censo centroamericano.
Luego de tres años de no ser vista, esta pequeña ave acuática caminaba sola en medio de un extenso banco de arena en Barra de Santiago en busca de alimento. A lo lejos, un gran grupo de ostreros americanos descansaba mientras subía la marea.
En este humedal anidan y permanecen familias completas e incluso juveniles de ostreros americanos, además de otras especies de aves playeras que son de las mejores indicadoras de la salud del ecosistema.
Garzón cenizo, gaviota, pelícano, gaviotines, aguililla de manglar, golondrinas de mar, garzas, playeritos, tejedores y cuatro especies de martines pescadores son parte de la variedad de especies que se encuentran en esta zona.
El monitoreo constante de las especies que visitan nuestras áreas naturales protegidas es uno de los roles que desempeñan nuestros guardarrecursos. Estos equipos también levantan información en tiempo real sobre una base de datos que tiene el MARN para saber cómo está cada ecosistema.
Uno de nuestros guardarrecursos en Barra de Santiago, Juan Pérez, destacó que es importante saber qué es lo que cuidamos y protegemos, ver la afectación que está haciendo la variabilidad climática, que en estos días es más frecuente. Indicó que cada cambio, cada especie que viene o desaparece, deja una lección para poder atender de mejor manera los ecosistemas y poder dar soluciones viables para las especies.
Otro factor importante es el turismo responsable. Algunos visitantes no tienen conciencia sobre el daño que ocasionan al no llevarse los residuos que generan, al introducir vehículos para desplazarse en las playas o llevar perros de caza que siguen a las aves y alteran la tranquilidad de estas visitantes.
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