Trabajamos en jornadas nocturnas para recolectar los huevos depositados por las tortugas marinas en las diferentes playas de nuestra costa, como parte de las actividades de conservación de estas especies marinas. En esta época es cuando más tortugas salen a desovar y es cuando intensificamos las “noches de veda”.
Cuando el sol ya casi se termina de ocultar, nuestros guardarrecursos y personas de la comunidad recorren en “fila india” las playas hasta el amanecer. A lo largo de la caminata, además del sonido de las olas, no se debe hacer ruido ni mucho menos utilizar luz artificial.
Si es una de esas noches de suerte, el grupo verá a más de una tortuga salir del agua y llegar hasta la playa para hacer su nido. Ella iniciará cavando un hueco en la arena lentamente con sus aletas, luego depositará los huevos en él y los enterrará. Según sea la especie, su edad, el tamaño o si ha desovado antes en la misma temporada, así será la cantidad de huevos que ponga.
Los huevos son desenterrados, contados y trasladados en el mismo momento al vivero más cercano por el grupo, donde incubarán por alrededor de 50 días, aproximadamente, hasta que eclosionen. Mientras esto ocurra, serán vigilados día y noche, controlando temperatura, humedad y tiempo de incubación.
Antes de que la tortuga regrese al mar, también es revisada, por si tiene alguna marca para saber su procedencia; además de medirla e identificar la especie.
Las “noches de veda” consisten en un incremento de los patrullajes en diferentes puntos de las playas para encontrar tortugas marinas anidando. La comunidad juega un rol esencial en esta misión, ya que conocen muy bien los territorios e identifican a las tortugas, incluso, con solo sentir un olor particular.
Estos recorridos también ayudan a fomentar la educación ambiental y concienciación en la comunidad, que se dedica a la recolección de huevos y resguardo en los corrales de incubación o viveros.
En coordinación con el Fondo de Inversión Ambiental de El Salvador (FIAES), desde el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (MARN) promovemos la existencia de viveros a lo largo de la costa salvadoreña.
El vivero es una estructura simple. Se limpia un área de 300 metros cuadrados de playa para evitar el daño a los huevos y luego se cierra para que no entren depredadores ni sean saqueados los nidos. Se acomodan dos nidos por metro cuadrado.
Pasado el tiempo de incubación, los neonatos emergen entre la arena y están listos para emprender su camino hacia el mar, donde deberán enfrentar una gran cantidad de desafíos para sobrevivir y poder volver a la misma playa donde nacieron a depositar sus huevos.
Las diminutas tortugas son llevadas a su liberación de inmediato, con mucha prisa se alejan ante la mirada de quienes les ayudaron a tener esta oportunidad y las ven con la esperanza de que aún es posible la conservación de estas especies.
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