El viento le anunció que estaba a punto de llegar a su nuevo hogar. Había viajado muchos kilómetros y durante todo el camino parecía impaciente, mordía el kennel, se asomaba para ver el trayecto. El tigrillo olía su libertad.
Cuando la puerta se abrió ni siquiera se molestó en levantarse. El solo hecho de sentirse en el bosque lo relajó. Escuchaba el crujir de las ramas de pino, el sonido del viento que soplaba con intensidad y empujaba las nubes a gran velocidad.Se tomó tiempo para salir. Asomó levemente la cabeza y despacito avanzó hacia la puerta.
Recorrió el entorno con la mirada, con cierta incredulidad. Al poner las patas en el pasto cayó en la cuenta de que se trataba de la despedida. Salió y giró la cabeza para ver por última vez a quienes lo cuidaron y le ayudaron a recuperarse tras ser atropellado en la carretera a Comalapa dos semanas atrás.
Este felino fue rescatado gracias a una denuncia ciudadana, una persona lo recogió de la calle y coordinó con la División de Medio Ambiente de la Policía Nacional Civil para entregarlo al Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (MARN). Ahora ya está en libertad en un área natural protegida.
Al llegar al MARN se le realizaron varios estudios, entre ellos una ultrasonografía que descartó lesiones internas. Su nombre científico es Leopardus weidii y permaneció en cuidados veterinarios durante dos semanas.
Esta especie es principalmente arborícola, especializada en subirse a los árboles aunque también baja al suelo a cazar y a tomar agua. Los tigrillo son cazadores y carnívoros estrictos.
Estos felinos están en peligro de extinción debido a la pérdida de su hábitat, conflicto con los que crían pollos y otras aves de granja y también por el tráfico ilegal de fauna.